Los adultos y adultos jovenes nos vimos más involucrados en lo que fue la enseñanza tradicional (y es todavía en muchas escuelas)
La enseñanza tradicional.
La Escuela Tradicional aparece con el surgimiento de la burguesía y como expresión de modernidad. Encuentra su
concreción en los siglos XVIII y XIX con el surgimiento de la Escuela Pública en
Europa y América Latina, con el éxito de las revoluciones republicanas de
doctrina político-social del liberalismo.
Las tendencias pedagógicas que lo caracterizan son propias
del siglo XIX. Su concepción descansa en el criterio de que es la escuela la institución
social encargada de la educación pública masiva y fuente fundamental de la
información, la cual tiene la misión de la preparación intelectual y moral.
Su finalidad es la conservación del orden de cosas y para
ello el profesor asume el poder y la autoridad como transmisor esencial de
conocimientos, quien exige disciplina y obediencia, apropiándose de una imagen
impositiva, coercitiva, paternalista, autoritaria, que ha trascendido más allá
de un siglo y subsiste hoy día, por lo que se le reconoce como Escuela
Tradicional.
En este modelo el contenido viene dado por los conocimientos
y valores acumulados por la sociedad y las ciencias, como verdades acabadas,
todo lo cual aparece divorciado de las experiencias y realidades del alumno y
su contexto, contenidos representados en el maestro. El contenido curricular es
racionalista, académico, apegado a la ciencia y se presenta metafísicamente,
sin una lógica interna, en partes aisladas, lo que conlleva a desarrollar un
pensamiento empírico, no teórico, de tipo descriptivo.
Para ello el método fundamental es el discurso expositivo
del profesor, con procedimientos siempre verbalistas, mientras el aprendizaje
se reduce a repetir y memorizar. La acción del alumno está limitada a la
palabra que se fija y repite, conformando una personalidad pasiva y
dependiente.
El proceso docente está muy institucionalizado y
formalizado, dirigido a los resultados y estos devienen objeto de la
evaluación.
Rol del docente.
Es el centro del proceso de enseñanza y educación. Informa
conocimientos acabados (sujeto principal).
Rol del estudiante.
Tiene poco margen para pensar y elaborar conocimientos. Se
le exige memorización. No hay un adecuado desarrollo de pensamiento teórico.
Tiene un rol pasivo.
Características de la
clase.
Transmisión verbal de gran volumen de información. Objetivo
elaborado de forma descriptiva dirigido más a la tarea del profesor, no
establece habilidades. No hay experiencias vivenciales. Los contenidos se
ofrecen como segmentos fragmentados, desvinculados de la totalidad. Se realizan
pocas actividades de carácter práctico por el alumno. No se controla cómo
ocurre el proceso de aprendizaje. Se evalúan resultados y a un nivel
reproductivo. Método fundamentalmente expositivo. Forma: grupo presencial (Van
Arken, 2018).
Teoría Conductista
Propone una transferencia de información del docente al
estudiante quien recibe la información de manera pasiva.
Teoría Constructivista
Propone la construcción de aprendizaje en base a conocimientos
o experiencias previas, bajo la conducción o guía del docente y donde el
estudiante toma protagonismo como actor principal del proceso.
Aprendizaje basado en TICs.
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)
han tenido un desarrollo explosivo en la última parte del siglo XX y el
comienzo del siglo XXI, al punto de que han dado forma a lo que se denomina
“Sociedad del Conocimiento” o “de la Información”. Prácticamente no hay un solo
ámbito de la vida humana que no se haya visto impactada por este desarrollo: la
salud, las finanzas, los mercados laborales, las comunicaciones, el gobierno,
la productividad industrial, etc. El conocimiento se multiplica más rápido que
nunca antes y se distribuye de manera prácticamente instantánea. El mundo se ha
vuelto un lugar más pequeño e interconectado. Para bien y para mal, las buenas
y las malas noticias llegan antes: los hallazgos de la ciencia, nuevos remedios
y soluciones, descubrimientos e innovaciones, pero también las crisis
económicas, las infecciones, nuevas armas y formas de control.
La omnipresencia de las TIC es al mismo tiempo una
oportunidad y un desafío, y nos impone la tarea urgente de encontrar para ellas
un sentido y uso que permita desarrollar sociedades más democráticas e
inclusivas, que fortalezca la colaboración, la creatividad y la distribución
más justa del conocimiento científico y que contribuya a una educación más
equitativa y de calidad para todos. “El rápido progreso de estas tecnologías
brinda oportunidades sin precedentes para alcanzar niveles más elevados de
desarrollo. La capacidad de las TIC para reducir muchos obstáculos
tradicionales, especialmente el tiempo y la distancia, posibilitan, por primera
vez en la historia, el uso del potencial de estas tecnologías en beneficio de
millones de personas en todo el mundo” (Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la
Información, 2003).
La introducción de las TIC en las aulas pone en evidencia la
necesidad de una nueva definición de roles, especialmente, para los alumnos y
docentes. Los primeros, gracias a estas nuevas herramientas, pueden adquirir
mayor autonomía y responsabilidad en el proceso de aprendizaje, lo que obliga
al docente a salir de su rol clásico como única fuente de conocimiento. Esto
genera incertidumbres, tensiones y temores; realidad que obliga a una
readecuación creativa de la institución escolar (Lugo, 2008). Es clave entender
que las TIC no son sólo herramientas simples, sino que constituyen sobre todo
nuevas conversaciones, estéticas, narrativas, vínculos relacionales,
modalidades de construir identidades y perspectivas sobre el mundo. Una de las
consecuencias de ello es que cuando una persona queda excluida del acceso y uso
de las TIC, se pierde formas de ser y estar en el mundo, y el resto de la
humanidad también pierde esos aportes. En el siglo XXI es indispensable saber
utilizar tecnologías (OECD, 2011), que los estudiantes se apropien de los usos
y así puedan participar activamente en la sociedad e insertarse en el mercado
laboral. En varios países de la región ya se habla del acceso a tecnología y
conectividad como un derecho asociado a un bien básico.
El primer foco de atención definido es el de considerar la
manera en que las TIC favorecen el desarrollo de nuevas prácticas educativas,
más pertinentes y eficaces, lo que incluye fortalecer el protagonismo que
tienen los docentes en los cambios educativos. Este énfasis requiere no sólo
asumir la complejidad de las TIC, sino comprender el tema docente desde el
reconocimiento de los múltiples factores que intervienen en su desempeño, lo
que afecta al rendimiento de sus estudiantes, y reconocer, multiplicar y
potenciar aquellas experiencias de aprendizaje que las TIC posibilitan,
permiten o mejoran, respecto de las prácticas tradicionales de enseñanza.
El segundo foco priorizado es el de la evaluación de los
aprendizajes. Las TIC ofrecen una batería de oportunidades innovadoras para el
seguimiento de los aprendizajes de cada estudiante y del desempeño de los
docentes, las escuelas y los sistemas educativos. Como nunca antes en la
historia, es posible contar con fuentes de conocimiento que apoyen la toma de
decisiones pedagógicas y de política pública en educación, a partir de la
evidencia. Las pruebas nacionales e internacionales destinadas a medir los
progresos en el aprendizaje pueden verse enormemente enriquecidas, no sólo
mediante la incorporación de nuevas formas de aplicación, menor costo, mayor
periodicidad, sino por herramientas más poderosas de análisis de los resultados
y por tanto de apoyo a la gestión de los aprendizajes, y además, nuevas áreas
de medición, como las competencias del siglo XXI, las competencias ciudadanas y
el conocimiento en una muestra más amplia de disciplinas.
¿Cómo pueden aportar la TIC al desarrollo de una educación
relevante que considere el aprender a conocer, el aprender a ser, el aprender a
hacer y el aprender a vivir juntos?
Aprender a conocer: las TIC como medio de información, de
acceso al conocimiento y a la revisión (evaluación y selección) de fuentes
diversas, como posibilidad de conocer el mundo global y como herramienta para
construcción de nuevo conocimiento (colectivo).
Aprender a ser: el uso ético de las TIC, las TIC como medio
de expresión, de generación de la “propia palabra”, de protagonismo y
participación enfatizando el respeto y la educación para la paz como enfoques
básicos que guían los intercambios.
Aprender a hacer: la contribución de las TIC en la
construcción de soluciones o resolución de problemas. Desarrollo de distintos
tipos de producciones a través de las TIC (creaciones audiovisuales y otras);
el aporte de las TIC al desarrollo de la creatividad.
Aprender a vivir juntos: las TIC como medio de comunicación,
nuevamente el uso ético de las TIC, las redes sociales, el trabajo cooperativo,
las producciones colectivas, espacios de participación social, desarrollo de
ciudadanía, entre otros, todo lo cual aporta a la cultura de la paz. En este
sentido, el uso de TIC en educación no implicaría sólo promover el intercambio
e interacción, sino que debe contribuir a visibilizar y valorar la diversidad
cultural desde un enfoque de derechos humanos (Severín, 2014).
Innovación docente y uso de las TIC en la enseñanza
universitaria
La incorporación de las TIC a los procesos de enseñanza
superior requiere este tipo de transformaciones. Como se ha dicho ya, de nada
sirve introducir nuevas tecnologías si no se producen otros cambios en el
sistema de enseñanza. Cualquier proceso de incorporación en este ámbito debe
ser analizado y estudiado como una innovación, ya que presenta cambios y
transformaciones en todos los elementos del proceso didáctico.
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