Hoy en día los más jóvenes se caracterizan por pertenecer a
la generación de los nativos digitales, esa parte de la población que nació
después de la invención del internet. Es por eso que incorporar la tecnología a
la educación aporta una serie de beneficios que ayudan a mejorar la eficiencia
y la productividad en el aula, así como aumentar el interés de los niños y
adolescentes en las actividades académicas.
Internet y el acceso a dispositivos móviles cada vez más
intuitivos ha puesto un cambio de paradigma en el uso de la tecnología. Ese
cambio también se evidencia en el ámbito de la educación, en el que cada vez
más cosas se pueden hacer, aprovechando la red y sus posibilidades, tanto en el
aula de clases como fuera de ella.
Pero no hay que pensar que estos procesos son nuevos. De
hecho, la tecnología lleva varios años asistiendo a profesores y estudiantes en
su trabajo diario. Los procesadores de texto, las calculadoras, las impresoras
y los computadores se han utilizado desde hace décadas para las distintas
actividades estudiantiles.
Sin embargo, ahora con internet y la tecnología móvil en
auge se incorporan aún más elementos tecnológicos al entorno educativo.
Pizarras interactivas, aulas virtuales y un sinfín de recursos electrónicos
para llevar a cabo investigaciones o realizar trabajos escolares son algunas de
las formas en las que la tecnología digital se ha integrado con las escuelas y
universidades.
“Es un momento de grandes oportunidades. Las universidades
han usado tecnologías para ampliar el acceso a la educación. Aun así, las
instituciones innovadoras de hoy están usando la nube inteligente para escalar
experiencias de aprendizaje altamente personalizadas que más allá de la
cobertura, mejoren la calidad”, le dijo a Semana Educación Rob Curtin, director
mundial de Educación Superior de Microsoft.
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aprendiendo”
Además, la web 2.0 y las redes sociales animan a los
estudiantes a expresarse y relacionarse con otros compañeros, lo que permite
aprender de forma interactiva. “Las posibilidades de Internet son muy amplias.
Gracias a la facilidad para compartir contenidos es posible aprovechar la red
para facilitar a los estudiantes libros electrónicos e interactivos para que
realicen sus actividades y ejercicios sin necesidad de tener el libro en papel,
lo que reduce los costos de producción de los libros y además permite a los
estudiantes acceder a libros que no se pueden encontrar en su país sin
necesidad de moverse de sus casas”, añade Curtin.
La tecnología en el espacio educativo permite el uso de
herramientas más interactivas y que mantienen la atención de los estudiantes
con mayor facilidad. Además, las redes sociales y la Web 2.0 implica compartir
puntos de vista y debatir sobre las ideas, lo que ayuda a que los niños y
adolescentes desarrollen un pensamiento crítico en una época en la que sus
cerebros se están desarrollando.
Por otro lado, los profesores pueden beneficiarse mucho de
los avances tecnológicos para hacer su trabajo más atractivo y para ser más
eficientes. “Muchas actividades de las que forman parte de su rutina diaria se
pueden optimizar con la ayuda de aplicaciones y dispositivos informáticos,
permitiendo que puedan dedicar más tiempo a su propia formación, lo que a largo
plazo no solo les beneficiará a ellos sino a sus estudiantes”, explica el
experto.
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